lunes, 24 de mayo de 2010

“Célula artificial”

Llama la atención del profano que los expertos apenas usen la palabra ciencia para referirse a la "célula artificial", el hallazgo de Craig Venter. Se sirven de un lenguaje cercano al diseño industrial. Hablan de "biología sintética", de "diseño racional de organismos", de "genoma rediseñado". No es un descubrimiento científico, sino un hito biotecnológico. Ni en este ni en ningún otro caso la distinción entre ciencia y tecnología es baladí. La ciencia responde a una ambición humana antropológica: conocer el porqué de las cosas, mientras que la tecnología responde al interés económico. Josep Corbella explicaba el sábado en La Vanguardia que la "célula sintética" se ha obtenido en un centro de investigación sin ánimo de lucro, pero que los 40 millones de dólares que ha costado la investigación han sido aportados por Synthetic Genomics, que explota comercialmente los resultados de la biología sintética. Craig Venter es propietario de ambos centros. Por 600 millones, Synthetic Genomics se ha comprometido con Exxon Mobil a diseñar algas capaces de capturar dióxido de carbono de la atmósfera y de producir combustibles. ...
La creación de la primera célula viva que responde las "órdenes" de un genoma sintético es una prueba que los límites del avance de la ciencia en los diferentes campos no tiene límite todavía y que debería aprovecharse solo para mejorar la vida en la tierra.

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